Aleteo de sombras

Hay una hoja, una ventana, un palmar,
un lápiz ocioso sobre una palabra encarnada;
y una mujer allí, frente a la hoja y el mar;
los nublados ojos, mustios, cual flor cansada.
Atrás, una cama, en la mesa, una botella,
un torso desnudo en marañas de blanca tela;
y un hombre, allí, fingiendo dormir sin ella.
Hay un hombre y una mujer,
[ aleteados por sombras que el aire congela.]

Olga Teresa

Verano

A Mercedes

Renuncia el día por la empinada cuesta de la callecita vieja.

Siluetas de libres niños marchan hacia la media esfera naranja; polvareda de olores se levanta a su juego, a pan fresco, bizcochos, sopa tibia y fideos.
Escondidos los grillos dialogan entre sí, escuadrones de luces su vocerío espanta.
Llego a ti y como siempre es verano y el amor, se roba tras los árboles.
Sí, llego cuando las pobres lámparas enmiendan la noche en sus ventanas; vengo apenas viva, y arropas mi necesidad,

en silencio,

cual un aya alivia la congoja.

A ti vuelvo, a la sombra de tu cálido asilo.

A mi vuelvo.

Es verano.

Estoy en casa.

Olga Teresa

Libro: «Vida en palabras»

Fragmento

…turbación-carne-apretado-correr-palmada-susto-Mamama-primos-amigos-vecinos-granza-canilla-paseo-cementerio-tumbas-escalera-flores-hospital-loco-ómnibus-escuela-pecas-pelirroja-tío-reloj-madrina-regalos-monjas-escribano-plaza-frankfurter-casa-cuartito-muñecas-abuelo-ojos-aviso-terror-encierro-bolsa-comida-traje-celestes-vaca-jardinera-ruedas-madera-cachila-palmera-revolver-falda-asombro-arpillera-bosta-montaña-Coster-velas-cuentos-risas-pollitos-mortero-pimienta-almohada-reto-lámpara-cerca-puerta-pino…

Olga Teresa

El lorito que habla Francés

EL LORITO QUE HABLA FRANCÉS
«Todos los piratas tienen un lorito que habla en francés…»
Joan Manuel Serrat.


A la copa de mi níspero
muchos loritos se posan
mas pocos son los que gozan
de una grata bienvenida;
la planta está destruida
con sus bravos picotazos,
ella necesita brazos
que la mimen y recojan,
el fruto que ellos arrojan
después de tantos zarpazos.

Pero uno era diferente
el loro que fue mi agrado,
se mostró tan refinado
su andar gallardo, seguro,
no comía con apuro
y por su acento francés,
quizás lo tuvo un marqués
o por ser muy solitario
se me hace que fue un corsario

el que le enseñó,tal vez.
Todas éstas conjeturas
que hubieron en mi cabeza
me dieron una certeza:
el loro quiere ser mío.
Y como en nadie confío
ha sabido conquistarme;
y con su fineza y charme
el loro lo ha conseguido,
dando clase a mi marido
de cómo debe tratarme.
Hoy el loro que descubrí
en mi planta bien amada
es un ave afortunada,
se ha ganado la confianza
por ser bueno en la enseñanza.
Mas, yo veo que se pasa
se cree el rey de su raza,
manda junto a mi pareja.
Fin del cuento, moraleja:
traeré un gato a la casa.

Olga Teresa

Nada se pierde

Es gratis soñar, nada se pierde, me has dicho
en tu cómodo nido al amparo del Sol.
Mas…tu nada sabes de migajas ni frío,
vagas solo entre sintéticos algodones
impuros, como falsa es la boca que besas,
y efímero el llanto, que dices derramar.

Nada se pierde, dirás tu: nada he perdido,
porque ignoras el golpe certero y la sed.
Eres etéreo, cual un eco extraviado,
no sabes que mi amor te posee dormido,
mi cerca lejana de ilusiones cautiva;
ensueño que apenas, se dispara en el viento.

Olga Teresa

Vuelve

Vuelve primitiva, o como estés
pero vuelve, que no quiero tener
la felicidad de cuando no te conocía,
y necesito perseguirte
y creer que te he encontrado.
Vuelve tal cual eras
o con una cara nueva;
vuelve sin preámbulos,
sin explicaciones;
aparece como gustes.
Sé un débil reflejo
o aplástame de un golpe
pero ¡ ven! ven conmigo;
permíteme saber
si al irte: volverás,
y así pueda yo por fin,
despertar tranquila.
Regresa, hazte presente.
Vuelve, poesía, vuelve a mi;
aunque sea un instante,
y da igual si fuera al momento,
en el que la muerte me cace.

Olga Teresa

Todo lo quiero de ti

Todo lo quiero de ti:
tus manos quitapenas,
tu seca y gris espina punza heridas
y tu oficio, de explorador humano.
Todo lo recibo de ti y se me adentra,
encarnándose
desaforadamente en mi.
Lo quiero todo de ti, todo.
El centro y la esquina,
tu piel, y la hondura más recóndita
que guardas del acecho ajeno.
Quiero tus ojos de niño,
el asombro, la risa y tus lágrimas de ayer.
La desmesura de tu boca
en feroz estampida de besos.
Tus largos dedos detenidos en mi pelo
y el espejo de la tarde en que nos vimos.
Quiero el juego de tu alma y la mía
oscilando en el espacio,
y el dolor, de quererte sin mañana.

Olga Teresa

Flor litoraleña

Tierna y grácil flor costera
ilusión de la cañada.
Hija del limo y la luna.
Doncella ignota del sol.
Flor desnuda entre los juncos;
del artificio eres virgen.
No hay florista que te venda
nunca dan plata por ti.

Florcita litoraleña,
fugaz capricho del río.
Tenue color, dulce aroma;
flor silvestre y clandestina.
Libertadora de sueños;
del viento, cómoda presa.
Dócil, cautiva, plebeya;
fácil de amar y olvidar.

Olga Teresa

Plegaria

Hoy te imploro a ti,
dueño de la lírica.
Dios mío, de los mansos;
guerrero interno, vencedor
de miedos y patrones,
mecenas de corazón,
paladín del habla
y de la escritura,
amigo de uno.
Hidalgo caballero yo te pido:
que enciendas al viento
porque se ha dormido
o se hace el muerto,
¡levántalo a punta de espada!
hazlo correr deprisa
no lo dejes parar,
que tome aire volando.
Es urgente; dile al oído
que no es broma,
que los molinos se caen sin él,
que abajo hay un pozo,
desde allí lo suplico,
y que pronta, lo espero.

Olga Teresa

En tu vasta inmensidad

Tu vasta inmensidad claro refleja
cuando mi corazón escala o baja.
Si en su vértigo vive, sufre o muere;
y en el furioso latir aprendió:
que sin la Luna jamás habría playa
ofreciéndome sus secretos, ni ola
que venga y vaya por viejos tesoros,
guardados para mi desde hace tiempo.

Tu vaporosa inmensidad fue nube,
con otra nube anudó mi pecho,
anegó mis ojos. Y al fluir unidas:
agua…lloro…enfriando la piel en fiebre,
templadas libres de gozo, fueron.
Y en tu soplar marino inmenso mío,
vi alejarse juntas: agua… lágrima…
En busca del cálido ensueño azul
del besar continuo de las mareas.

Olga Teresa