Lejos del mundo

Ha de venir la noche en que todos duerman
y me iré despacio a la orilla del mar;
despoblaré todo mi ser por completo,
el mundo y su rostro quedarán atrás.

¡Qué calmo te harás esa noche por mi!
¡Qué clara la estela me habrás de mostrar!
Refleja la Luna, ondulado el camino,
los peces me invitan con ellos a andar.

¿Qué obsequio tendrás para mi en esa noche?
¿Quizás una perla, una estrella fugaz?
¿O con sones marinos me has de arrullar?
¿Qué planes tendrás, qué harás allí conmigo?

Tal vez me digas: vete…humano no soy.
Diré yo: lo humano y el mundo dejé muy atrás,
hoy quiero tu abrazo divino de mar.
Y entonces, fundidos iremos en paz,
tan lejos del mundo, de la humanidad.

Olga Teresa

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